París tiene muchas ventajas durante el invierno: tranquila y serena, la capital muestra otra cara durante esta estación, lo que permite disfrutar de magníficas vistas. También es la oportunidad para disfrutar de los cálidos rincones, muy agradable cuando afuera hace tanto frio.
© Rebus La Belle Hortense DR
La Ciudad Luz no para de proponerle visitas, y tiene muchos lugares reconfortantes cuando llegan las bajas temperaturas.
Por ejemplo las casas de Balzac y de Víctor Hugo, tienen la ventaja de ser a la vez un museo y una casa acogedora, además de proponerle descubrir la apasionante vida de estos ilustres autores.
Para cultivarse en modo cocooning, hay que venir a las librerías en las cuales uno puede sentarse para hojear un buen libro: bar de vinos y librería todo en uno, la Belle Hortense, en el Marais, es la guarida de los bibliófilos, que gracias a los sillones, pueden disfrutar de la lectura y del vino hasta las 2h de la mañana… Hasta se puede comer unas tapas. A solo unos pasos de distancia, la Mouette Rieuse es un auténtico templo del libro. Librería con varios niveles, también es un café, restaurante, pop-up store y galería en la cual se organizan diversas exposiciones y talleres. Uno podría pasar días enteros…
Para los aficionados de espectáculos, varias salas parisinas presentan obras de teatro o musicales en plena tarde. Por ejemplo, la Opéra Garnier, asi como los teatros Édouard VII, del Ranelagh o del Odéon. Ideal para escaparse del frio en la comodidad de una sala obscura. La Philharmonie de Paris y la Maison de la Radio organizan conciertos, obras o actividades entorno a la música desde la mañana hasta la noche, incluso durante los fines de semana.
¡Finalmente, y para entrar en calor en familia, no hay nada mejor que explorar la fauna y la flora exótica! Las Grandes Serres du Jardin ds Plantes son un paseo muy apreciado, tanto por los grandes como por los pequeños, con sus distintas selvas tropicales trasplantadas en pleno centro de París, mientras que el Aquarium de la Porte Dorée presenta cocodrilos, peces payaso y otros habitantes de las aguas cálidas, para viajar a los trópicos, el tiempo de la visita.
Para las y los que desean expresar su creatividad mientras se dan un gusto, hay muchos lugares que reúnen manualidades y actividades de restauración.
En l’OisiveThé, se puede tomar un té mientras teje, en un ambiente de apartamento particular, cálido y cómodo. ¡Se les da la bienvenida a los principiantes y los avanzados, y el salón también es una tienda ya que se puede pedir lana o té para llevar! Otro café tejido: Les Petits Points Parisiens, ubicado en el distrito 18, le propone una prestación similar. ¡Si le interesa la costura, Brin de Cousette se encuentra en el distrito 11 y se puede encontrar de todo: salón de té, tejido, mercería, y hasta se puede alquilar las maquinas!
¿Reunir flores y restauración?, es lo que se ha atrevido hacer Peonies, un café florería ubicado en el distrito 10. Después de probar los pasteles, pastelería o las ensaladas de la casa, el cliente se va con un ramo hecho el mismo día. ¡Hasta en invierno! Se usan pétalos de flores para decorar algunos platos.
Y para las familias, Mombini es una tienda de amueblamiento que dispone de un espacio café para los grandes, un espacio de juegos para los niños y diferentes talleres para todos: escultura, yoga, cuentos para niños, cursos de inglés y otros…
© Olivier MErzoug
Para un relax físico y mental, venga a los spas: en la rue Montorgueil está el Spa Nuxe, instalado bajo las arcadas, en las cuales están las cabinas de cuidados y tratamientos, y la piscina sensorial excavada en la roca. Allí se puede olvidar rápidamente el hormigueo de las halles que se encuentran a tan solo unos metros de distancia.
No muy lejos, el Spa dans le Noir también propone una prestación inolvidable, ¡bien protegido del frio… y de la luz! Cerca del Louvre, l’Arbre à Sens le proporciona cuidados y masajes venidos de África o de Asia, y que le aseguran una evasión sin igual. En la Rive gauche, tenemos al Spa Energymer que le brinda una autentica mini-talasoterapia.
En el Manoir de Paris, se puede disfrutar de un entretenimiento original en el cual pequeños y mayores, aunque más bien los más grandes, descubren una casa embrujada de 1500m2… Estremecimientos garantizados, pero no de frio…
El Yoo Moov Stations es un auténtico parque de atracciones bajo techo, el de la Villette lanza un desafío a los visitantes a través del pilotaje en 3D, el laser game y el cine interactivo.
Para terminar con un recuerdo parisino muy elegante, venga al MK2 Bibliothèque para realizar una sesión fotográfica en los decorados de los estudios Harcourt.
Para los aficionados de mundo virtual, eche un vistazo a Virtual Room, que ofrece experiencias de realidad virtual de última generación.
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Si además de frio, tiene hambre, encontrará muchos lugares de restauración bien adaptados al invierno.
El Loir dans la Théière en la rue des Rosiers es un salón de té muy conocido por sus bebidas calientes y su famosa pastelería. En la rue du Cherche-midi, Mamie Gâteaux lo recibe con su decoración de cocina antigua y le propone una gran variedad de deliciosos pasteles en su animado salón. Inaugurado en 1862, Ladurée Royale es el salón de té más antiguo de París, cuya elegancia de antaño honra a la tradición pastelera de la casa.
Por la noche, el restaurante l’Île situado en la muy agradable île Saint-Germain, posee una sala climatizada gracias a una inmensa chimenea y una cristalera que le permite disfrutar del paisaje invernal. También equipado con chimeneas, el restaurante germanopratin el Coupe-Chou está instalado en una casa del siglo XVII y propone una elegante cena en una decoración intimista. En pleno corazón del Marais, el restaurante Robert et Louise es un auténtico trozo de campo rústico y a la vez elaborado, que regala a sus comensales con su cocina tradicional preparada en marmitas o en la chimenea, y que son visibles desde la sala.
Para terminar, y para encontrar sin falta los platos franceses de invierno, como las raclettes, fondues o las tartiflettes, le recomendamos el ambiente de « chalet » de l’Assiette à Fromages en la rue Mouffetard, la pasión de Savoie del restaurante les Fondus de la Raclette, con tres locales en París, o las fabulosas pierrades (comida hecha en piedras de asar) del Marmiton de Lutèce en la rue Saint-Séverin.