© David Lefranc
Entre los espacios verdes más conocidos se encuentra el Parque de Buttes-Chaumont (XIX), inaugurado en 1867, durante el reinado de Napoleón III. Este paraje histórico de 25 hectáreas de verdor ha conservado su aspecto y su encanto decimonónicos: posee un lago, una cascada, grutas, un mirador, un puente colgante, etc. Fue creado de forma totalmente artificial en una antigua cantera. Su posición elevada y su considerable desnivel lo convierten en un lugar predilecto de los deportistas, que corren a diario por sus ondulantes vías pavimentadas.
Muchos de los parques y jardines situados en la zona este del Gran París apuestan por la modernidad. Creado en 1988, el Parque de Belleville (XX), situado en lo alto de una colina, ofrece unas vistas impagables de la capital. Así, desde una altura de más de 30 metros puede contemplarse la mayoría de los grandes monumentos parisinos. Está catalogado como "Espacio Verde Ecológico". Lo más llamativo es que alberga un viñedo de 250 m² con casi 140 cepas que producen, cada una, entre 2 y 3 kg de uvas.
Otro espacio verde imprescindible del este parisino es el Parque de Bercy (XII), que vio la luz en 1993. Con sus 14 hectáreas, es uno de los más importantes de la capital. Pese a su reciente construcción, ha sabido preservar algunos de sus vestigios. Ocupa el emplazamiento de unos antiguos almacenes de vino de los que todavía pueden verse las ruinas, un camino adoquinado con rieles y algunos almacenes. El parque se divide en tres partes: la gran pradera, el jardín romántico y los parterres que se organizan en nueve temáticas como la primavera, el verano, el otoño, el invierno, el agua, la tierra, etc. En el Parque de Bercy crecen también unas 400 cepas.
El Parque de la Butte du Chapeau rouge (XIX), ubicado en el emplazamiento de unas antiguas canteras de yeso, ocupa cerca de 46 hectáreas. Menos conocido entre los paseantes, enamora por sus terrazas, su fuente monumental de estilo años 30 y sus inigualables vistas del este parisino.
© Marie Christine Parcot
Si quiere descubrir nuevas especies vegetales o, simplemente, dar un bucólico paseo, el este parisino cuenta con dos de los cuatro jardines botánicos de la capital: el famoso Parque Floral de París (XII) y el Jardín de la Escuela de Horticultura de Breuil (XII) (los otros dos son el Parque de Bagatelle (XVI) y el Jardín de los Invernaderos de Auteuil (XVI), situados en el oeste). El Parque Floral de París estimulará todos sus sentidos con su fabulosa colección de 3000 plantas. El Jardín de la Escuela de Horticultura de Breuil alberga un jardín de 23 hectáreas organizado en varios jardines temáticos (rosaleda, plantas vivaces, colección de plantas y arbustos, invernaderos, etc.), así como un arboreto abierto al público.
© Cristian Bortes
Para hacer un alto en el camino, nada mejor que el Bosque de Vincennes (XII), el pulmón verde del este de París. Este antiguo bosque, escenario de las cacerías reales en el siglo XII, fue acondicionado en la época de Napoleón III. Con sus 995 hectáreas, es actualmente el paseo parisino de mayor extensión compuesto por 543 hectáreas de macizos forestales, 80 hectáreas de jardines, cuatro lagos y un río de 7,8 km, que permiten deambular o comer al aire libre, hacer deporte o incluso remar en el lago Daumesnil.
© DR
Algunos espacios verdes están instalados, a veces, en lugares completamente inesperados. Situado en una antigua vía férrea que data de 1859, la coulée verte (pasillo verde) René-Dumont (XII) (anteriormente llamado Paseo Plantado) se eleva diez metros sobre el suelo. Con una longitud de 4,5 km, es el jardín más largo de París. Acompaña plácidamente a los caminantes desde la Bastilla hasta el Bosque de Vincennes, lejos de los coches. Este paseo sumamente pintoresco cuenta con tramos tanto elevados como subterráneos, y está formado por viaductos, pasarelas, túneles y zanjas. En el este de la ciudad, dentro del Bosque de Vincennes, también se encuentra el Hipódromo de Vincennes, ideal para hacer una pausa en plena naturaleza.
En el Jardín Natural del distrito XX, mitad sotobosque, mitad pradera, las plantas silvestres que antes crecían libremente en la capital son las grandes protagonistas. Aquí se emplea la jardinería biológica y se respeta el ciclo de los vegetales. Es un reino de insectos, ranas y pájaros, para el mayor deleite de los paseantes en busca de naturaleza y biodiversidad.
La Petite Ceinture se encuentra también en el distrito XII. Esta senda verde recorre el trazado de una vía ferroviaria desafectada que circunda París. Amantes de las urbes: ¡bienvenidos!
Para disfrutar de un momento verde y dinámico, hay que dirigirse al Parque de Tremblay en Champigny-sur-Marne, cerca de las orillas del Marne. Sus 75 hectáreas de verdor invitan al relax y al deporte, y proponen gran cantidad de actividades de acceso libre y gratuito.
Creado en 2008, el Parque Departamental de la Haute-Île en Neuilly-sur-Marne se sitúa en el último meandro del Marne y anima a descubrir la flora y fauna de los humedales. Este espacio idóneo para pasear y descubrir permite observar muchas especies vegetales acuáticas, insectos, anfibios y aves. Es también un importante yacimiento arqueológico, ya que las excavaciones han descubierto restos de ocupación prehistórica.
© Amelie Dupont
El lado verde y florido de algunos barrios de París recuerda la tranquilidad de la vida en las villas campesinas. Aproveche su paseo por el este para recorrer las preciosas calles de los antiguos pueblos parisinos, como el de la Campaña en París, situado en la zona alta de la Puerta de Bagnolet. A dos pasos de Buttes-Chaumont, el barrio de la Mouzaïa ubicado en pleno centro del distrito XIX ofrece también un marco perfecto para un paseo insólito y original. Deambule por sus pequeñas calles peatonales flanqueadas por preciosas casas individuales floridas. ¡Todo un paseo campestre!
© Marc Bertrand
Las riberas del Marne, a las puertas de París y en el corazón del Valle del Marne, son desde el siglo XIX un lugar festivo y de recreo. El Marne cuenta con 25 islas, tres de ellas catalogadas como Reserva Natural Departamental: las islas de Abreuvoir, Gords y Pissevinaigre. El Brazo del Chapitre, que rodea las islas de Brise-Pain y Sainte-Catherine, en Créteil, son lugares pintorescos ideales para montar en bicicleta en familia siguiendo las orillas del río y observando la flora y fauna, degustar una copa de vino blanco, bailar en un merendero, admirar las mansiones Art Deco, iniciarse en los deportes náuticos o subir a un barco.
Las riberas del Sena son ideales para pasear a pie o en bicicleta. El Puente Colgante del Port à l’Anglais está entre las notables construcciones a descubrir.
Para amenizar los paseos, haga una pausa en el merendero de Auvergnate para disfrutar de una magnífica vista del Sena, donde también es posible hacer esquí náutico, una actividad inverosímil en las inmediaciones de París.