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Los lugares de culto ocupan un lugar preponderante en el paisaje patrimonial parisino. Testigos de la historia de la capital y de la de sus religiones, esos lugares figuran entre los monumentos más visitados. A imagen de la catedral Notre-Dame y de la basílica de Sacré-Cœur, dos de los sitios más frecuentados de la ciudad.
Entre cientos de edificios que acogen a los creyentes, muchos son iglesias católicas, pero también se cuenta con templos protestantes, sinagogas o también mezquitas como, por ejemplo, la Gran Mezquita de París, la Gran Sinagoga o la Gran Pagoda de Vincennes, entre otros destacados monumentos que reflejan no solo la diversidad de cultos, sino también una diversidad de épocas y estilos.
En este sentido, sin tejado ni campanario, la iglesia de la Madeleine es un ejemplo atípico. Por otro lado, la misteriosa torre Saint-Jacques, en pleno centro de París, es el único vestigio que queda de la iglesia a la que pertenecía, destruida durante la Revolución Francesa. Por su parte, la iglesia Saint-Eustache, que muchos consideran una de las más bonitas de París, destaca por sus dimensiones gigantescas. Como la mayor parte de las iglesias parisinas, Saint-Eustache organiza a diario varios oficios religiosos.
© Christophe Prévotat
La catedral ortodoxa rusa de la Sainte-Trinité, construida en el 2016, también forma parte de los edificios fuera de lo común. Con sus cinco cúpulas cubiertas de oro mate y su sobrio estilo, recuerda la imponente arquitectura moscovita, pero en tonos más discretos.
Cabe señalar: la más grande pagoda de Europa fue inaugurada en Evry en el 2017, después de 30 años de obras. ¡Un edificio excepcional, sin lugar a dudas!