La cocina bio no es solo una moda: se ha instalado sólidamente en el paisaje culinario parisino. El consumidor desea conocer el origen de los alimentos que componen su plato.
En los restaurantes bio, los restauradores seleccionan productos frescos y locales, o en proveniencia del comercio equitativo. En los salad bars (o bares de ensaladas), el cliente elige él mismo los productos: platos a medida que combinan el placer del sabor, lo natural y la simplicidad. La hora del almuerzo, las pausas golosas entre dos visitas de museos o las cenas rápidas antes de un espectáculo forman son tantas ocasiones para descubrir una comida que sabe combinar placer y salud.