El distrito 20 de París ha sabido conservar una atmósfera popular, un marco con una extensa vegetación y el ambiente de los pequeños pueblitos de los que estaba compuesto antaño. Su inesperado patrimonio, convertido en un refugio para la biodiversidad, es una fuente de inspiración para artistas y parisinos.
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Comprometido con el medio ambiente, el distrito 20 contribuye de forma cotidiana al enriquecimiento de la biodiversidad urbana y del patrimonio natural de París.
Al borde del Cementerio de Père Lachaise, una auténtica reserva de la biodiversidad, el Jardín Natural Pierre Emmanuel, es un refugio de verdor indómito alejado de lo habitual. Este jardín es una reconstitución del medio natural que cubría París antiguamente. Un centenar de plantas autóctonas y un precioso estanque garantizan un cambio de aires a cualquier visitante que se precie.
A dos pasos del cementerio, encontramos el Jardín Suspendido, al que se puede acceder por el square Antoine Blondin. Se trata de una atípica terraza en permacultura en la que retomar el contacto con la naturaleza.
En los últimos años, también se han creado diversas granjas urbanas. La Granja Charonne (Ferme Charonne - Le Paysain urbain) es una granja agroecológica que cultiva microbrotes de germinación, plantas aromáticas y flores comestibles. Bajo el techo del Instituto de Secundaria Flora Tristan, se ha instaurado una granja urbana pedagógica que conciencia a los más jóvenes sobre los desafíos ambientales del mañana.
Colgado sobre una colina, el parque de Belleville culmina a más de 100 metros de altitud y nos deja con la boca abierta gracias a su impresionante vista de toda la ciudad. Este inmenso espacio verde acoge árboles sublimes: robles, tilos, manzanos, naranjos de México... Además de algunas parras de vid que también contribuyen al recuerdo de la tradición agrícola y festiva en un tiempo pasado.
Entrando por la esquina entre la rue de Belleville y la rue du Télégraphe, el Cementerio de Belleville esconde un secreto al fondo del pasillo principal: ¡un impresionante campo de flores! Es la primera granja urbana floral de la capital y en ella se cultivan más de 200 especies de flores siguiendo los principios de la biodinámica.
Bordeando el bulevar periférico, está el square Emmanuel Fleury: una bocanada de aire fresco repleta de macizos de flores, cerezos en flor y álamos piramidales. Los huertos comunitarios, los setos comunales (Jardín Casque d’Or) y la piscina Yvonne Godard, con su solárium rodeado de espacios verdes, también son buenos ejemplos de protección de la biodiversidad parisina.
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En términos de patrimonio, en el distrito 20 abundan las joyas arquitectónicas en las que se ofrecen verdaderos espacios de expresión cultural.
Famoso por albergar las tumbas de los difuntos más ilustres de la historia (Edith Piaf, Jim Morrison, Molière, etc.), el Cementerio de Père Lachaise fue concebido como un jardín de estilo inglés por el arquitecto Alexandre-Théodore Brongniart. Una parte de su muro, el Muro de los Federados, rinde homenaje a los partidarios de los regímenes comunistas, fusilados en este lugar. Es un símbolo de lucha por la libertad y de todas las formas de resistencia.
La mítica La Flèche d’Or fue una sala de espectáculos clandestina instalada en la antigua Estación de Charonne y al borde de la Petite Ceinture. Actualmente, es un espacio activista e inclusivo creado para y por las minorías y las personas del género no binario.
A dos pasos del bulevar Davout, al fondo del Jardín de l’Hospice Debrousse, se erige el Pabellón del Ermitage (Pavillon de l’Ermitage). Es la única casa de recreo de estilo regencia en París y el último elemento conservado de la Finca de Bagnolet, propiedad de la Duquesa de Orleans. Se hacen visitas guiadas y se organizan exposiciones temporales durante todo el año.
Fundado en 1988, el Teatro Nacional de La Colline pone de relieve piezas de teatro contemporáneas y modernas. Diseñado por los arquitectos Valentin Fabre y Jean Perrotet, este edificio está provisto de una fachada de cristal: símbolo de su apertura ante un barrio multicultural.
La rue du Retrait, un verdadero museo al aire libre, es un hervidero de collages y obras de artistas urbanos como Jérôme Mesnager o Fred le Chevalier. En la estrecha rue Laurence Savart también podemos admirar las obras de Mosko. Del lado de Belleville, la rue de Tourtille es hogar de varios frescos de arte urbano de Ernesto Novo, Seize Happywallmaker y Namasté. El mirador de Willy Ronis del Parque de Belleville, por su parte, está adornado con obras del artista Seth.
A solo unos pasos de la Villa de l’Ermitage, la antigua Fábrica de Galletas «Brun» se ha convertido en una sala de conciertos: el actualmente conocido como el Estudio del Ermitage (Studio de l’Ermitage), dedicado al jazz y a las músicas del mundo.
Muy cerquita de allí, encontramos la Bellevilloise y la Maroquinerie, lugares que nos recuerdan también la popular historia del barrio. La Bellevilloise es una antigua cooperativa obrera (1877) convertida en espacio cultural, independiente y multidisciplinario. Igual de original resulta La Maroquinerie, un antiguo taller de marroquinería reconvertido en sala de conciertos con una terraza interior de lo más agradable.
En la esquina entre la rue des Pyrénées y la rue de Ménilmontant, se sitúa el Pabellón Carré Baudoin, que se define como un espacio cultural, popular y abierto a todo el mundo. Reivindica una programación de alta calidad y totalmente gratuita en la que se incluyen exposiciones, conferencias e incluso un muro de arte urbano.
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Un distrito con toques camTodo el distrito 20 desprende una atmósfera de pueblito francés. En pleno corazón del barrio de Charonne, la rue des Vignoles está bordeada por una quincena de callejones sin salida, estrechos y sinuosos, que datan del siglo XIX. La impasse Casteggio, la impasse des Souhaits, la impasse Poule… En todos estos callejones encontramos algunos vestigios de los antiguos barrios de la zona.
En la parte superior de la rue Saint-Blaise, la Iglesia Saint-Germain de Charonne se corona como la única iglesia de París en haber conservado su cementerio parroquial. Con su estilo gótico, esta pequeña iglesia rústica que data del siglo XII permite a los viandantes hacer un pequeño viaje en el tiempo. Notre-Dame-de-la-Croix de Ménilmontant es una de las iglesias más extensas de París y también contribuye a dar al barrio ese popular y pintoresco toque tan característico.
En la Porte de Bagnolet, hay un barrio que parece desmarcarse del resto de la ciudad. La Campagne de París es un genuino pueblito de 92 casas en el que disfrutar de sus calles adoquinadas, sus antiguas residencias de obreros y sus pequeños jardines con aromas de glicinia. ¡Magnífico e insólito!
En el barrio de Saint Fargeau se encuentra la Villa du Borrégo, que data del año 1909 y que guarda en su minúscula calle el recuerdo de una antigua población obrera: ladrillos rojos, balcones de hierro forjado y fachadas cubiertas de hiedras. Con apenas 52 metros de largo, esta pequeña calle termina en un callejón sin salida al pie de una empinada escalera.
Otros tres lugares pintorescos que no te puedes perder son el encantador pasaje de la Villa de l’Ermitage, llena de talleres de artistas y de casas de ensueño; la Cité Leroy, un pequeño enjambre de casitas dispares que parecen de postal; y la Cité de l’Ermitage, un agradable rinconcito campestre con un pasado obrero.