¿De dónde vienen esos enormes helados en forma de rosas que sobresalen de los cucuruchos (sin que nunca chorreen) que los paseantes saborean pétalo por pétalo? El «culpable» es Alberto, «heladero artesano, orgulloso de sus orígenes italianos», dueño de dos heladerías: en la rue des Lombards y en la rue de Mouffetard. Con unos treinta sabores para todos los gustos, de los más clásicos a los más elaborados o imaginativos, los Gelati d’Alberto fascinarán a los parisinos por su forma original y por la generosidad del servicio.