Mansiones y palacetes: un patrimonio viviente

Muchos palacetes y mansiones de París, más allá de su interés histórico, constituyen hoy un patrimonio vivo.

© C. Recoura

Muchos antiguos palacetes y mansiones de París se han adaptado a la evolución de la ciudad y, más allá de su interés histórico, constituyen hoy un patrimonio vivo. Algunos, como el Palacio del Elíseo, el Palais Royal o el Palais Brongniart, están a disposición del Estado francés, aunque la mayoría de ellos se ha abocado a una misión cultural.

En el distrito 8, el Palais de Chaillot, con su arquitectura de la década de 1930, acoge varios museos, mientras que no muy lejos de allí, el Palais de Tokyo, se ha convertido en una meca para los amantes del arte contemporáneo. Cerca de los Campos Elíseos, el Petit Palais se consagra a la exposición de obras clásicas, mientras que su vecino Palais de la Découverte es un formidable espacio de divulgación científica, sumamente popular.

Asimismo, algunos palacetes se han convertido en museo, como el suntuoso museo Carnavalet en el barrio del Marais, el exquisito museo Jacquemart-André, en el distrito 7, o el museo Nissim de Camondo, en el 8.

Arte en mansiones privadas

© Benoît Fougeirol

Muchos de los museos de la capital son antiguas casas de pueblo. Los visitantes pueden disfrutar del ambiente íntimo de estos lugares cargados de historia. Algunos museos han ocupado antiguas residencias de artistas.

Es el caso del Musée Eugène Delacroix, que ocupa el piso del pintor del mismo nombre, así como su estudio, situado en un jardín privado. Victor Hugo también vivió en la 2ª planta del Hôtel de Rohan-Guéménée, hoy Maison de Victor Hugo.

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