Muchos rincones de Montmartre conservan una imagen pintoresca de París, mucho más realista que todos los mejores decorados. Quentin Tarantino sabía lo que hacía escogiendo La Renaissance, a dos pasos de la butte, para rodar una escena de la Segunda Guerra mundial. Ya han pasado ocho películas por aquí, antes de Inglourious Basterds, ¡para que se entere! El decorado de este bistrot abierto en el 1903 no ha cambiado casi nada en las últimas décadas: mostrador de mármol, taburetes patinados, boiseries, vidrieras con flores, neones de época, techo dorado…
a está en el ambiente, listo para recorrer las calles del viejo Montmartre, como Gil (Owen Wilson) en Medianoche en París. Aquí estará sumergido por arte de magia en medio de los Felices Años Veinte, deambulando del brazo de la preciosa Adriana (Marion Cotillard), pasando por la plaza del Sacré-Cœur admirando la impresionante vista sobre París. ¡Un instante de cine que no puede perderse!
Para alargar su paseo, sumérjase de nuevo atrás en el tiempo, con Un monstre à Paris. Esta vez se encontrará sumergido en los años 1900, cuando los cabarets rodeaban la basílica todavía en obras. La consagraron solo en el año 1919, pero seguro que el funicular que la comunica se inauguró… ¡mucho más tranquilamente que en la película de animación!
A unos cuantos tramos, por las escarpadas calles rues Drevet y Androuet, quedará sumergido en el París popular de entreguerras con La Môme. Edith Piaf (Marion Cotillard) y su amiga Momone (Sylvie Testud) cantan para los paseantes a cambio de unas monedas.
Para seguir con la música, vaya al cabaret del Moulin Rouge, al confín del antiguo pueblo de Montmartre, o, donde los burgueses parisinos acudían para "encanallarse", ya que el vino corría a raudales. Revistas, French cancán, vida bohemia, artistas, pintores y poetas… aquél final del siglo XIX es el que vuelve a crear el Moulin Rouge de Baz Luhrmann. La mayoría de la película se ha rodado en estudio, en Australia. Pero para redactar su guión, el realizador se impregnó y documentó largamente del ambiente de Montmartre. Si los amores de la cortesana Satine (Nicole Kidman) y de su joven poeta (Ewan McGregor) le han hecho vibrar como a los otros millones de espectadores, no puede perderse una cena-espectáculo o una visita en la tienda del Moulin Rouge.
Para acabar, para los aficionados de autógrafos: el barrio de Pigalle, con su vida nocturna y su incomparable reputación subversiva, siguen atrayendo numerosos rodajes. ¡Abra los ojos!