Hablar de los distritos 11º y 12º de París, entre la plaza de la Bastilla, la Gare de Lyon y la Nation, es evocar el universo tradicional de los artesanos. Hace generaciones que ebanistas y otros artesanos perpetúan su experiencia en el secreto de los talleres del Faubourg Saint-Antoine, dentro de sus patios y galerías. También se expresan al aire libre, bajo los arcos del viaducto de las artes, para que el público disfrute de sus técnicas ancestrales y de su imaginación virtuosa.
El barrio de Faubourg Saint-Antoine lleva el nombre de una antigua abadía, Saint-Antoine-des-Champs, fundada en el siglo XII. Estaba situada donde actualmente está el hospital Saint-Antoine (estación de metro de Faidherbe-Chaligny). En el siglo XV los artesanos que trabajaban en el territorio de esta abadía fueron liberados por el rey Luis XI de la tutela y de las estrictas normas de los gremios. Entonces, los ebanistas pudieron desarrollar nuevas técnicas y la industria maderera renació. En 1700 había quinientos carpinteros y cuatrocientos ebanistas en este barrio. Entre los artesanos de la madera más famosos, que inscribieron con letras de oro el nombre de Faubourg Saint-Antoine por todo el mundo en los siglos XVII y XVIII, se puede citar a Boulle o Riesener. La gran cantidad de pedidos de muebles, especialmente por parte de la Corte que se vio atraída por su calidad y originalidad, dio al barrio una sorprendente prosperidad. En 1886 abrió sus puertas la escuela de arte Boulle, cerca de la Plaza de la Nation. En la década de 1980, atraídos por los alquileres asequibles y la abundancia de talleres desocupados, muchos artistas se instalaron en este barrio: pintores, decoradores, fotógrafos, arquitectos...
© Alain Potignon
Actualmente Faubourg Saint-Antoine sigue siendo el feudo de los oficios relacionados con la madera y los muebles de calidad. Para encontrar ebanistas y decoradores en bronce, oro o marquetería, cuyos gestos antiguos se han transmitido a menudo de padres a hijos, hay que entrar en los pasadizos y patios traseros, donde están sus talleres. Imprégnese del olor de la madera y del barniz, de un ambiente intemporal en los patios de Trois Frères o de l'Ours, en las galerías de la Boule Blanche, del Chantier o de la Bonne Graine. En Faubourg Saint-Antoine también hay** otros artesanos**. Desde encuadernadores hasta restauradores de objetos de arte, por no hablar de los talleres en los que vibra el talento de los jóvenes artistas. Todo este pequeño mundo le invita regularmente a entrar dentro de sus paredes, en las jornadas de puertas abiertas, a compartir su pasión por la belleza. En otoño no falte a las Journées des Métiers d’Art, un evento nacional.
La ciudad de París se esfuerza por preservar la singularidad de este barrio. Para ello se dan facilidades a la actividad y el alojamiento de los artesanos, al tiempo que se preservan la armonía y las viviendas pintorescas, incluso en las nuevas construcciones.
© Amelie Dupont
No lejos del Faubourg Saint-Antoine, a lo largo de la avenida Daumesnil, se suceden una multitud de arcos de piedra y ladrillo rosa, coronados por los insólitos jardines suspendidos de la Promenade Plantée. Se encuentra ante el Viaduc des Arts, un impresionante escaparate de 1,5 km en el que se reúnen decenas de artesanos y creadores. Estos arcos sostenían antes una vía de ferrocarril construida en 1859 que comunicaba la antigua estación de la Bastille con Vincennes. En 1990 la ciudad de París se lanzó al original proyecto rehabilitar este viaducto abandonado para convertirlo en un espacio dedicado a los oficios de arte. Cuatro años después nació el Viaduc des Arts, y la avenida Daumesnil se ha convertido en una paseo apreciado por los amantes de los objetos de arte.
Bajo cada bóveda, detrás de los grandes ventanales, apreciará la precisión del gesto inmutable o los hallazgos de los creadores. Aquí trabajan la madera, el cristal, la tela, el cobre y muchos otros materiales. Los talleres de ebanistas, escultores o tapiceros abren sus puertas y ofrecen espacios de venta a quien desee regalarse una pieza única, fruto del trabajo minucioso y apasionado. Así que no lo dude, y acérquese a estimular la esmerada labor de los artesanos para que sigan resistiendo el paso de los siglos.