El espíritu del Renacimiento y del Clasicismo se actualiza. La ampliación del Louvre y sobre todo la Ópera, construida por Charles Garnier a partir de 1861, son los principales ejemplos, y más monumentales, de esta síntesis. Este estilo, donde la ornamentación tiene un papel destacado, también la encontramos en los miles de edificios haussmanianos.
Desde el inicio del reinado de Napoleón III en 1852, el prefecto Haussmann se encarga de excavar amplias arterias rectilíneas, como la avenida de la Ópera o el bulevard de Sébastopol, para facilitar la circulación y dificultar las barricadas. A lo largo de estos grandes ejes, construye inmuebles residenciales burgueses de 5 o 6 pisos. Paralelamente, asistimos al desarrollo de la arquitectura metálica, representada por los pabellones de Halles y la iglesia de Saint-Augustin, dos obras de Baltard, o también la estación del Norte.